Analizamos la charla de SARA ANDRÉS, atleta paralímpica y maestra, que se muestra en la plataforma “aprendemosjuntos.elpais.com”, puesta en marcha por el Grupo BBVA en colaboración con el diario El País. En ella se muestra una maestra que enseña el valor de ser diferentes.
SARA DE ANDRÉS ENFOCA LA EDUCACIÓN INCLUSIVA
Sara de Andrés enfoca la educación inclusiva desde el punto de vista del educador, partiendo desde la perspectiva de la aceptación de uno mismo tal como es y aprovechar las virtudes de cada uno. Trabaja la percepción de las discapacidades desde un ámbito tan natural como que conviven con la discapacidad y plantea trabajos y proyectos donde los protagonistas de los cuentos son personas con alguna discapacidad o “supercapacidad”. De esta manera ven la discapacidad como algo natural y los mismos alumnos son facilitadores de la integración para el resto de los compañeros o de la sociedad. Resulta curioso incluso como cuenta que los niños en ocasiones han quitado importancia a las prótesis de Sara cuando ha entrado en clase otro profesor o algún padre y al sorprenderse de ver las prótesis, los mismos niños explicaban a los adultos que no pasaba nada, que sólo eran unas prótesis.
LA IMPORTANCIA DE TRABAJAR EN GRUPO
Reconoce la importancia de trabajar en grupo todos los aspectos educativos, como elemento necesario para la integración de los diferentes en el grupo. De esta manera el grupo apoyará conjuntamente la educación de todos y de ninguna manera esto frenará el ritmo de aprendizaje del grupo, sino todo lo contrario, de esta manera, además se aprenden valores muy necesarios para la formación cognitiva y social de cada uno de los individuos.
Reconoce que el sentido del humor y hacer divertida la enseñanza resulta fundamental para motivar al alumnado y hacer más fácil la consecución de los objetivos educativos.
Este enfoque positivista de las diferencias, hace buscar el lado positivo de las cosas y dar a los alumnos las herramientas, para afrontar cualquier problema de una forma satisfactoria. Dar las herramientas para la autonomía personal, y en ningún caso obligarles a que sean lo que queremos que sean, sino apoyar las decisiones que tomen y que se encaminen a su propio crecimiento intelectual y social.
